Hace unos días estuve viendo el documental Cowspiracy y me sorprendieron algunas realidades de las que actualmente no se habla públicamente.
Una de ellas ha sido el rol de la industria ganadera en la creciente contaminación y deterioro ambiental. Si bien conocía sobre el maltrato animal en estos criaderos, gracias a documentales que exponen la verdad sin temor; la mera idea de que este mismo negocio de venta de carne animal sea el causante #1 de la emisión de gases de efecto invernadero, ha puesto una alarma de emergencia en mi cabeza.
Me adentré a ver los datos que éste proyecto Cowspiracy expone en su website: www.cowspiracy.com/facts, y me sorprendí al ver que:
- “El metano es 25-100 veces más destructivo que el CO2 en un período de 20 años.”
- «El metano tiene un potencial de calentamiento global 86 veces mayor que el CO2 en un período de 20 años.”
- “La ganadería y sus subproductos representan al menos 32,000 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) por año, o el 51% de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.”
Hay bastante más información en su website, es verdad que no están estos datos recientemente actualizados, pero, aun así, estamos hablando de un documental del 2014 y desde esta fecha No hemos tenido un gran avance en lo que respecta al cuidado del medio ambiente.
En el documental en youtube me llamó la atención especialmente estas cifras:
· La ganadería representa más de 500 zonas muertas inundadas por nitrógeno, equivalente a 250.000 km² de tierras carentes de vida.
· El sector ganadero produce El 65% del óxido nitroso, un gas tóxico que contribuye al calentamiento global 296 veces más que la concentración de dióxido de carbono.
· Se prevé que las emisiones provenientes de la agricultura aumenten un 80% para el año 2050, debido a un aumento mundial del consumo de carne y productos lácteos.
· Según un estudio de especialistas medioambientales del grupo del banco mundial, la ganadería es responsable del 51% de los cambios climáticos (En el estudio se utilizó el estándar global para medir las emisiones de gases de efecto invernaderos).
Además, una de sus investigaciones revela que: La crianza de animales es el responsable del 30% del consumo del agua mundial, ocupa hasta el 45% de la tierra, es el responsable del 91% de la destrucción de la selva amazónica de Brasil y es la causa principal de la destrucción oceánica, de hábitats y de la extinción de especies.
Con cifras tan impactantes en mente, me desconsuela el hecho de estar contribuyendo a dicho deterioro de la naturaleza debido a los hábitos de alimentación. Es por ello que intento documentarme con las fuentes más fiables sobre las principales causas del problema, y ayudar en mi medida, a contrarrestar el impacto negativo hacia la naturaleza. (Soy partidaria que cada persona ha de contribuir al bienestar ambiental y social en su medida o posibilidad).
Pero surgen más preguntas controversiales en éste documental respecto a la misión de los grupos medio ambientalistas.
Los expertos en éste proyecto comentan que “Cualquier discusión significativa sobre el estado de nuestros océanos, debe iniciar con una conversación franca sobre la producción ganadera” pero que no sucede en los grupos de conservación medio ambientalistas.
Estos grupos de protección y/o conservación del medio ambiente, dirigen sus campañas de concientización hacia otros temas menos “conflictivos”, en el sentido de, no exponerse demasiado al peligro que representa enfrentarse a los intereses de los grandes terratenientes ganaderos, la industria avícola, pesquera y porcina.
Pero lo más revelador de éste documental, fue el misterio encerrado en desvelar la información. La pregunta que se plantea es ¿por qué hay supresión de información, falta de claridad o aclaración de los hechos, por parte de nuestros líderes, relacionados con el problema general de la agricultura basada en animales como un componente de la elección de alimentos?, y luego ¿cómo corregirlo rápidamente?
El autor propone: “Las instituciones gubernamentales mundiales, como las Naciones Unidas y su FAO, deben examinar todos los hechos y presentarlos en consecuencia a medida que se interrelacionan. Entonces, deberían poder pedir la eliminación franca (o «reemplazo» integral) de las amenazas inminentes a nuestra supervivencia, como la elección de alimentos y los sistemas agrícolas que promueven enfermedades, ecológicamente insostenibles y que toleran el sacrificio masivo innecesario, en lugar de llamar por su perpetuación”.
En mi humilde opinión, considero que nuestro consumo de carne es insostenible, no hay políticas que lo regulen, muy por el contrario, lo promueven masivamente. Cada vez que aumentamos éste consumo en nuestra dieta, incluso cuando no es necesario, estamos exigiéndole más a la industria ganadera que aumente su producción. Además, estamos enormemente influenciados por otros factores sociales, culturales y nutricionales, que han marcado nuestra forma de pensar sobre la alimentación. Desarraigarnos de ella es muy complejo, aunque con un aporte mínimo, es posible concebir nuestra ideas y formas de vivir más tolerantes con la naturaleza y los recursos limitados que ella ofrece.
Estaré publicando otro artículo sobre alimentación, basada en libros de expertos en el tema, próximamente tendremos más soluciones a estas problemáticas medioambientales.